Teniendo la tarde medianamente para mí, con la lluvia y la
neblina en la ventana, regreso a mi blog 7 meses después de mi última entrada,
ha pasado la vida y por desgracia he dejado de escribir tan seguido, lo que probablemente
tenga como consecuencia el olvido de mi propia historia, es triste pero cierto,
esa pérdida es común en mi vida.
A menudo pienso en títulos para entradas que no escribo y
finalmente termino olvidando, desde que me mudé a la casa de mi madre en
Cuetzalan lo que menos tengo es tiempo para “mis cosas”, estamos en cuarentena
por un virus y lo que parecía (y tal vez es) una buena idea para mantenerse a
salvo es también una forma de evadir la realidad y vivir una vida campirana idílica
y efímera, como esas ideas que solo se quedan en mi mente.
A principio de año pensé en hacer muchas cosas nuevas y diferentes,
nunca imaginé qué nos deparaba el 2020, ahora sí que nos está cayendo el 20 con
partida doble, a finales del 19 y desde enero de éste año las noticias hablaban
de un virus en China, claro que a todos nos parecía lejano, un asunto del tipo “a
mí qué”, pero éramos ilusos (o una bola de desinformados e inventados), China
es el gigante asiático, todos consumimos algo de ese país, ¡diario! El virus se
esparció por el mundo siguiendo el mismo patrón de siempre: las rutas
comerciales… después de todo algo no tan nuevo y diferente.
En los primeros días de Enero fui con mi amigo el mariachi al
rodaje de una película, mi primera vez :0 hasta nos bautizaron de la manera más
tierna y dulce, cosa que no todos pueden decir de su bautizo en este medio, todo
parecía ir por buen camino, el 14 de febrero fui a la fiesta de fin de rodaje y
tuve la oportunidad de visitar a Kitten Jones y a Ema, por lo que la pasé muy
bien, incluso me llevaron a la zona de la ciudad en la que me gustaría vivir
(oila!), me enfermé de gripa por la contaminación pero yo seguía en lo mismo, había
platicado con un par de maestros para que me dejaran trabajar en mi demo y
poder pedir trabajo en la industria y tal, pero el monstruo invisible nos
asechaba, silencioso en nuestra vida cotidiana pero moviendo grandes masas en
los países lejanos y en los noticieros, el virus había llegado a Europa,
algunos países declaraban estado de emergencia y economía de guerra, entonces
¿nos empezamos a preocupar?
Como mexicanos creemos que somos imparables, cuando nos
conviene claro, y el asunto del virus no era la excepción, a finales de febrero
se hablaba de lo peligroso del virus, pero aun nos parecía que era problema de
otros, “por fin esos ricos tenían problemas”, llegué a escuchar por ahí. En
esas fechas también me preparaba para un evento importante en mi vida, Andy mi
amiga de la prepa por fin iba a casarse, una de las amigas que, por mi culpa
había quedado maldita, imposibilitada para tener un casorio con vestido blanco
y príncipe azul, por fin estaba a unas semanas de romper la maldición, ya le
había quedado mal con la despedida de soltera porque se había empalmado con el
rodaje de la película y obviamente yo había puesto sobre la mesa mis
prioridades (así como su plan de vida incluía casarse en el mío esta hacer
cine), por fin, después de llevarle las monedas a San Antonio de Padua y de
hacer todo ese ritual de fe, estaba pasando y no solo eso, ¡me había elegido
como dama de honor!
La responsabilidad aumentó cuando decidí que era buena idea
comprometerme a hacer (junto con mi tía) los “vestidos de dama” de las hermanas
de mi amiga, con altas y bajas terminamos justo a tiempo los vestidos y con el
virus encima, ya con algunos contagios incluso en la ciudad de Puebla nos
aventuramos hacia Acapulco un fin de semana antes de que el gobierno nacional
diera la indicación de cuarentena, mis padres tenían miedo que no nos dejaran
regresar a la ciudad, afortunadamente el viaje fue espectacular, como ninguno de
los que hemos hecho antes, nuestras habitaciones en el hotel tenían alberca
propia y mi padre durmió alejado de nosotras lo que nos permitió tener
tranquilidad en la noche (tiene la pésima costumbre de ver la tv), con todo fui
feliz, asistimos a la boda, los vestidos se vieron hermosos, amé mis zapatos y
no vivimos una escena de contingencia zombie en la terminal, regresamos a
Puebla y solo estuvimos unas horas en la ciudad, el lunes en la mañana estábamos
en Cuetzalan.
Desde el 23 de Marzo hasta hoy, 31 de mayo de 2020 he estado
aquí, en casa de mis padres a los (casi) 30, sin trabajo, con $45 en la cuenta
de banco desperdiciando todos mis conocimientos de cine y toda mi ropa en maletas
¿ya se me cumplió el sueño de ser una persona errante?
La tarde llega a su fin, apenas puedo ver las teclas de la computadora y las luces de la cabaña ya estan encendidas, si prendo la luz pensaran que no estoy dormida y les doy la posibilidad de llamarme para alguna cosa, ya no escribo tan rápido como antes y de mis planes de escribir varias entradas narrando lo ocurrido en estos meses se esfuman como la neblina a la lejanía, en otro momento será, que no este tan cansada y que tenga un poco de tiempo libre de quehaceres del hogar.