viernes, 10 de mayo de 2019

Soy la Lluvia

El fin de semana pasado un amigo de la carrera estaba buscando gente para el departamento de arte y me dijo que había pensado en mi pero que con la recomendación no bastaba, necesitaba un demo reel, fue entonces que yo no supe qué decirle, nunca he hecho uno, a decir verdad nunca había creído que necesitara uno, fui al acervo de la escuela y después de explicar mi necesidad me dejaron checar los cortos en los que he trabajado y oh! sorpresa son muchos más de los que imaginé y no solo eso, hay cosas bien cabronas y bonitas, ¿entonces? 


¿por qué siento que soy un espacio vacío?

No recuerdo si escribí aquí sobre el asunto de la puerta en un corto, la cosa es que recuerdo que el maestro, (supuestamente novio de la fotografa, igual y solo defendía el trabajo de su amiga/alumna/persona favorita) me gritó horrible y me hizo pensar mucho y por muchos días si había sido buena idea dejar todo en la vida y regresar a cine, siempre estoy al borde de la depresión "una vez suicida, siempre suicida" (por así decirlo, en realidad conforme la enfermedad se va tratando siento que uno va recuperando el instinto de supervivencia) 

Sentía que todo lo que había hecho era un despropósito, y que nunca en la vida iba a poder hacer algo bien, pero un maestro al que llamé "trepador" por su desbordante ambición, característica que hasta ese entonces para mi era algo absolutamente negativa, habló conmigo; él me había conocido como asistente de Arte de uno de sus estudiantes y en esa ocasión le comentó a mi directora de Arte que se había conseguido a una asistente muy capaz. 

El método de este profesor es identificar las fortalezas de los estudiantes y potenciarlas (por encima de sus errores), él me abordó y me dio la mejor crítica constructiva que he tenido en años, puntualizó mis errores y me dio consejos para no volverla a cagar, y después también comentó sobre lo que hice bien y me animó a no conformarme con eso "bien" sino a seguir mejorando, porque el camino ya lo había comenzado, solo debía seguir trabajando. 

También me aconsejo con quién trabajar, como y por qué me convenía trabajar con ese equipo, que aparte de salirse de mi zona de confort a ellos les servia como ejercicio de convivencia con otras personas y también no viciarse con lo que pueden (saben) controlar. En fin, todo esto ha sido dicho porque para llegar al momento de ver mi trabajo y reconocerlo he recorrido un camino largo y muchas veces doloroso, es tristisimo que uno mismo no sea capaz de ver sus logros y los errores se vuelvan cargas insostenibles que paralizan todo lo que somos. 


Al ver las cosas buenas que he hecho también vi objetivamente mis errores, fui capaz de asumir mis responsabilidades y sobre todo de aprender de aquello que alguna vez me hizo daño al grado de tener que negarlo para no matarme, y sí, sentirse bien es posible. 


Se me ocurrió entonces que la percepción que tengo de mi es como la lluvia, a veces tranquila y suave, aveces su acción es necesaria y ayuda a otros y algunas veces se sale de control y se vuelve violenta y hace mucho daño, y así comos, incontrolables, impredecibles pero no del todo anómalos, incluso muchas veces positivos y necesarios, y ser capaz de verlo me encanta.  

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