Hoy les hablaré de por qué aun sigo en la escuela, mientras todos mis amigos ya están trabajando o si están en la escuela estudian un posgrado mientras tienen maravillosos trabajos, pues eso es lo que pasa cuando intentas llevar dos carreras, una que amas y otra que sufres pero como la que sufres es la que eligió tu familia dejas la que amas y al terminar te das cuenta que de verdad la odias, que no eres feliz... que de hecho no eres nada feliz y que prefieres la muerte.
Cuando ya decidiste que morir es una buena opción, comienzas a poner tus cosas y pendientes en orden, te preocupas por no dejar un desastre (pobre persona que tenga que hacer levantamiento de cadáver), alguien se da cuenta que medio-vives y que tienes depresión avanzada, dejas todo por la enfermedad, te dan tratamiento durante unos años, empiezas a ser consciente de que tu vida es una mierda pero medio vale la pena rescatarla (a nadie le gusta hacer llorar a su mamá), y pues así regresé poco a poco a la vida, unos cinco años atrás de mi generación.
De todo ese asunto deriva que las experiencias entre los 21 y los 25 de una persona común yo no las tenga, que hasta cierto punto haya perdido muchas habilidades sociales y que por supuesto sea una cínica y escéptica del mundo moderno.
Pero no todo es malo durante la segunda mitad de 2015 me fui a vivir a un Pueblo Mágico llamado Cuetzalan del progreso, un lugar maravilloso en medio de la Sierra Norte Poblana, viví con mi madre y eso me dio tiempo de leer muchos de los libros que tenía pendientes.
Mi mamá amablemente, aparte de pagar mi costosa resurrección a la vida, me ayuda a terminar la carrera que amo y no me cobra renta por vivir en su casa de Puebla.
So, no todo esta perdido.
Algo a lo que no me acostumbro mucho es a no pertenecer a ningún grupo en particular, soy como un zombie que de por si no era muy de su época, pero al regresar a la vida tampoco pertenece a lo nuevo.
Al menos la idea de la muerte, aunque no me abandona del todo, ya no parece una opción tan "maravillosa"
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