Receta impresiona millenials:
Un cuento de Lovecraft + filosofía cruda + referencias de los Simpson + una (micro) pizca de sentimientos + imágenes "bellas" + gore
La tesis ha ocupado gran parte de mi tiempo pero justo por eso no he podido venir a actualizar las entradas y es que desde que la academia de forma sospechosa y nada ilógica nos dio a conocer el veredicto respecto a hacer un largometraje entre todos, nos hemos puesto a escribir cuatro cortos como malditos locos.
El cine que se vuelve anecdótico (y por tanto vacío), por muchas capas que se le pongan solo serán un emplaste todo grumoso encima y jamás se verá como algo homogéneo. Muchas veces como estudiantes nos vamos por la vía fácil, llenar un formulario de "Inserte introducción aquí: ______" y así completamos un ensayo, un reporte, o un guión cinematográfico y tal vez para lo primero aplique de maravilla, pero para el cine no, esa dualidad de arte-negocio lo hace un hueso duro de roer.
Partamos de que todo aquello que escribimos deja ver cómo y qué vemos del mundo, desde qué perspectiva estamos hablando y qué es lo que consideramos como natural y qué no, todo esto aunque no nos demos cuenta, nuestros ojos se vuelven los ojos de nuestros personajes y nuestro "libre albedrío" lo compartimos con ellos, para bien o para mal.
Si pensamos que los personajes son reflejos de un ser humano real, deberíamos aspirar a tener, si bien algo construido a la medida, un elemento lo más humano posible, ni muy bueno ni demasiado malo sino un punto intermedio, en ese espacio grisáceo de la moral, la felicidad y la vida, para hacerlo un GRAN personaje.
Qué pasa cuando no lo hacemos de esa forma, las cosas dejan de importar, el personaje se vuelve una especie de Barbara Blade que "toma decisiones" en función de pasar de un estado A a otro B, no hay razones lógicas ni naturales, DEBE llegar y ya ¿Donde queda entonces el factor gris?
Si claro, todos los personajes cumplen esa premisa, pero hay de viajes a viajes.
Hacer memorable a un personaje, su historia y su mundo puede resultar muy (muuuy) complicado, sobre todo cuando los receptores del mensaje no son capaces de leer todos los códigos que le estas mandando, en una escena donde pasa todo creen que solo es información que deben "solo leer", como si pensaran que la imagen comunica en un "todo" hasta que esta en pantalla grande (y aclaro lo de grande porque si esta en la computadora no lo ven), para aquellos que no cachan los subtextos es necesario tener diálogos que estén constantemente (sobre) explicando qué siente, piensa o desea el personaje.
En el caso de nuestras tesis, escribir un corto no es la tarea más difícil, sino encontrar el punto exacto en donde todos entiendan perfecto la historia, las referencias (obvias y sutiles) y los subtextos del guión. Entender cómo y qué son capaces de descifrar y qué no, para trabajar en función a ello o maquillar algo profundo con superficialidad para que no sientan que "es demasiado profundo".
En mi caso, hasta hace 48 hrs, no había relacionado a Lars Von Trier con el parricidio cinematográfico, había hablado de su infinito aprecio por el gran favorito de la historia del cine Tarkovsky, las imágenes lentas, los personajes y la naturaleza, y esas cosas pero nunca vi la capa más adentro de eso, no solo bebe de esa cultura, ni solo la hace suya, sino que la destruye y construye sobre lo mismo, un discurso espejo, paralelo que abre otras capas (como los espejos cuando están uno frente al otro), así como yo "descubrí" esta pequeña sutileza, así los lectores van entendiendo poco a poco las capas de lo que entregamos.
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