Nunca escribimos para nosotros

Uno de los rubos de calificación para el guión de tesis es que si la historia la entiende cualquiera o solo el guionista le agarra de qué va, entiendo que va por el lado de qué tan claro es el conflicto y eso, pero de entrada se me hace una estupidez muy básico creer que alguien escribe para si mismo, de hecho, creo que, es un argumento bastante infantil y no estoy diciendo que infantil sea algo tonto, sino que cuando somos niños hay cosas que se nos hacen inexplicables o inexplicables pero crecemos y gracias a nuestra experiencia entendemos mejor algunas cosas, pues así esto.

Ni siquiera un blog que es muy probable que lea nadie nunca esta escrito solo para el que esta para el autor, es más, pensando un poco más filosófico (y porque he dicho que es uno de los propósitos del blog) es que no escribes para tu yo presente sino para un yo futuro, que en esencia crees (confías) que es otra persona, que puede ir a lo más pensando que es más sabio y se va a reír de los problemillas que le aquejaban o a lo menos que este perdido y necesite ver cómo resolviste (resolvió) esos súper problemas. 

Entonces ¿de donde surge esta idea de que escribimos para nosotros mismos o que alguien más escribe para si mismo? En esencia si pasa, pero al mismo tiempo no, porque necesitarías una persona muy egoísta para hacerlo adrede, yo creo que la evolución lógica es que al principio sí lo crees porque seguro leiste a Eco y sabes del lector modelo y crees que ese lector modelo es un clon tuyo que tiene el mismo bagaje cultural y si, es decir, es igual a ti pero no es tu clon, porque por mucho no eres el único que tiene ese bagaje ¿ya se ve a qué quiero llegar?

ya esbozaba este pensamiento cuando les hablé de la receta impresiona millenials y la conclusión (que aún me parece) tan acertada de ese momento, escribes para diferentes grados de lector modelo, todos diferentes, el caso es aún más difícil cuando tus lectores son justo eso, tres tipos (y grados de lectores), desde el maestro de guión joven que sabe mucho (pero no demasiado) hasta el lobo viejo que ha sido cineasta más de la mitad de su vida y se sabe todas las marañas de los jóvenes novatos.