viernes, 21 de diciembre de 2018

Belleza embotellada

Hoy fue la foto de generación y como es una costumbre entré al mame de súper maquillarme y ya saben, todos vieron el súper cambio en mi, pero tampoco es que eso me hiciera sentir bien, me veo feliz porque estoy con ellos pero no me siento bien con mi rostro, cuando me quité todo ese maquillaje me sentí guapa con mi rostro natural ¿cómo era eso posible?

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Recuerdo a mi maestro de foto Alan que siempre nos decía "Hoy vamos a hacer cosas locas" y siempre era muy exigente con las modelos, no soportaba un granito o cualquier imperfección pero al mismo tiempo nunca discrimino por tono de piel (como algunos creían que iba a hacer), porque lo que decía es que como fotógrafos necesitábamos entender a la modelo y su anatomía, así como la moda debía proponer basándose en el cuerpo humano nosotros teníamos que hacer lo propio: conocer al otro.

La selfie: esa es una buena forma de conocer al modelo y a nosotros mismos, de forma intuitiva aprendemos qué luz nos favorece, qué peinado se ve bien para nuestro rostro y sobre todo tomamos confianza en lo que somos y tenemos, más allá de la belleza embotellada que nos pueda dar el maquillaje o los trucos de fotografía siento que mi maestro nos dio una gran lección al enfrentarnos a diferentes escenarios con modelos variadas, cabello, piel, complexión, porque a diferencia de mis compañeros que montan una iluminación para un grupo variado de personas, yo trato de encontrar la unidad en aquello que nos hace diferentes y aprovechar eso para formar un grupo fuerte. 



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