viernes, 16 de noviembre de 2018

2da década del s.XXI

En 2010 deje la carrera que amaba por miedo, en 2012 casi me suicido, en 2014 me la pase dopada con antidepresivos, en 2016 me estafaron, ahora a 21 días de terminar el 2018 puedo decir que hasta ahora los años par de ésta década no han sido agradables.


Tras la muerte de mi abuela algo en mi se rompió, siento todo con una intensidad diferente, todo este año lo he pasado fatal ese dolor constante en el pecho, que no es mi cicatriz de la depresión sino algo nuevo, nunca me abandono y cómo escribió Orhan Pamuk en El museo de la inocencia cuando relata que hasta el más pequeño de los infortunios se le suma al dolor de un corazón en igual medida que los grandes, me pasó a lo largo de este año que perder a mi abuela me rompió el corazón. 


Escribí el guión de nuestra tesis sobre una chica que se resiste a llorar por la pérdida de un ser amado, porque esta convencida de que la vida así es, lo normal es morir, se cree demasiado lista pero en realidad no lo es, porque lo que no sabe es que no se llora por remordimiento sino por amor. Y creo que ese es mayormente lo que sin darme cuenta he ido "juntando" de todo esto terrible que me ha pasado, amor, de mi familia y de esos pocos amigos que han estado ahí. 


Aunque también creo necesario apuntar que a pesar de ser parte importante lo que nos rodea, abrirse a la idea de que solo nos tenemos a nosotros y que debemos aprender a sobre llevarnos es la clave para que si duelen esas cicatrices de vez en cuando, nosotros mismos nos demos esas palmaditas de aliento. 

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